Desde que fuera pastor de cabras hasta convertirse en genio y figura de la literatura española del siglo XX, la vida de Miguel Hernández nunca fue fácil y siempre estuvo repleta de sinsabores.
Tuvo que abandonar sus estudios a temprana edad por orden paterna debido a las grandes dificultades económicas por las que atravesaba su familia, sin embargo Miguel nunca perdió el amor por los libros y su pasión por la poesía de Cervantes, Calderón de la Barca o Lope de Vega.
Tras atravesar una dulce etapa en la que su poesía alcanza la celebridad y el reconocimiento por parte de otros autores tras su gran Elegía, llegan tiempos difíciles con el estadillo de la Guerra Civil en la cual decide alistarse como soldado en el bando republicano. En estos años de hostilidades se casa con Josefina y tiene un primer hijo, Manuel Ramón, quien muere a los pocos meses. A él va dedicado el poema Hijo de la luz y de la sombra y otros recogidos en el Cancionero y Romancero de Ausencias. Su segundo hijo, Manuel Miguel nacería poco después.
Al acabar la guerra con triunfo franquista, sus obras fueron perseguidas, destruidas y censuradas quedando tan solo dos ediciones de El hombre acecha, cosa que permitió reeditar el libro en 1981 tras la transición. Miguel pasó los últimos años de su vida entre rejas, pasando por distintos centros penitenciarios hasta terminar muriendo de Tuberculosis en 1942 en Alicante.
El autor siempre fue querido dentro del mundo de la literatura, destacando por su humildad, sencillez y compromiso fiel con los más pobres y desfavorecidos.
Ahora, 68 años después, la Diputación de Alicante le otorga un más que merecido galardón en conmemoración a toda su trayectoria literaria y personal nombrándolo como Hijo Predilecto de la ciudad (anteriormente ya fue nombrado Hijo Predilecto de la provincia). Un preciado premio, un acto de justicia no sólo para el poeta, sino para toda la sociedad alicantina que resarce por fin a una de sus figuras más destacadas y que da nombre a nuestra universidad.
Curiosamente las recompensas le llegan cuando se cumplen 100 años de la vida del autor, por lo que el grupo socialista ha pedido al gobierno popular de la Diputación que se comprometa a seguir trabajando para que la obra de Miguel Hernández no caiga en el olvido una vez terminado el centenario.
El pleno celebrado hoy martes en el ayuntamiento ha contado con la presencia de numerosos cargos de la capital, así como de la nieta y la nuera (Lucía Izquierdo) del poeta oriolano. La alcaldesa, Sonia Castedo, ha querido agradecer a todas las instituciones participantes su implicación en el acto y ha resaltado que “La ciudad tiene hoy una deuda menos con su historia”.
El homenaje es sin duda el mayor reconocimiento a los valores defendidos por un hombre al que el gran Dámaso Alonso consideró como “genial epígono de la generación del 27” .
¡Los migueleros estamos de suerte!
Christian Giner García